Deuteronomio 31.6
“Esfuércense y cobren ánimo; no teman, ni tengan miedo de ellos, porque contigo marcha el Señor tu Dios, y él no te dejará ni te desamparará”
El propósito del enemigo al ponernos adversidades, es mantenernos en el piso con la vista hacia el suelo, con un aspecto de derrota.
Pero, recordemos a un Moisés frente al mar rojo, con los egipcios pisándole los talones y un pueblo desanimado, Moisés clama a Dios y Dios le dice: por qué clamas a mi? Dile al pueblo que marche, no abrió Dios el mara para que luego ellos marcharán, ellos se tenían que levantar en fe y desafiar las olas del mar, cuando ellos comenzaron a marchar; entonces Dios abrió el mar.
Necesitas levantarte para recuperar tu propósito, Dios no te lo va a dar mientras estés sentado.
Job permaneció lamentándose de todo lo que le pasaba, hasta que Dios le dijo. Levántate y ora por tus amigos, no lo sanó primero a él, se tuvo que levantar primero y orar por sus amigos y luego el fue sánado.
El hijo pródigo dijo: me levantaré e iré a mi padre, cuando él se levantó, su vida empezó a cambiar.