Valorando el consejo de los ancianos

Proverbios 14:4

“Sin bueyes el granero está vacío; mas por la fuerza del buey hay abundancia de pan.”

El buey, toro castrado, era el animal más valorado en los tiempos bíblicos para la labranza y para trillar el trigo.

El asno es fuerte, el toro joven tiene mucho vigor pero es casi indomable, el buey es considerado como ideal y EFICAZ.

 EL VALOR DEL BUEY VIEJO

Cuando Abraham fue al monte del Sacrificio se llevó a un par de siervos y un Par de Bueyes.

Bueyes que conocían la dirección y que habían Sido preparados para el Sacrificio.

El mismo Abraham cuando rescató a Lot, su sobrino; y tuvo la disposición de obedecer a la Revelación de dar los Diezmos de todo, no fue a cualquier lugar, se Fue a Salem, más de 4000 kilómetros de distancia de dónde él estaba, para llevarle los Diezmos a Melquisedec, El Buey viejo.

Una yunta de Buey ideal es cuando se enfilan dos bueyes, uno viejo y un aprendiz, para que el Viejo guíe al nuevo en su Aprendizaje.

El buey viejo no posee la fuerza del nuevo, pero tiene la experiencia, la vida, el aprendizaje, una copa llena de lágrimas y de oraciones, anécdotas de derrotas y muchas heridas en sus cascos por tropiezos y las espinas de malos caminos.

Así cuando el Buey nuevo cree que puede saber el sendero, el viejo lo hala con el consejo hacia el sendero correcto.

Sabe que la vida está dirigida al Sacrificio y conoce el sendero del monte Santo.

Una Yunta que une Hacia un Mismo destino Profético.

A los bueyes Nuevos con muchas virtudes Dios los coloca con Bueyes viejos para ser en ellos procesados hacia su madurez.

“Por la fuerza del Buey y por la Presencia del Buey, el granero se llena y está limpio”

Une el consejo del Buey viejo, su sabiduría, su experiencia, su capacidad, su reprensión; con el vigor de tu espíritu, con los dones, con los talentos, con la unción y tendrás el mejor Granero.

La fuerza y la unción no son suficientes.

El Hijo pródigo tenía éxito dentro de la casa mientras estaba enyuntado con su padre, el buey viejo.

Cuando se desyuntó de su padre quiso hacer con la unción y la fuerza solitaria lo mismo y se fue a la quiebra.

Lo propio pasó con Sansón.

Lo mismo con Jonás.

Y lo mismo le profetizó pero de forma positiva Jesús a Pedro. Le dijo:  “Hoy te viles con tu fuerza de toro vigoroso… Pero vendrá el tiempo en que no te ceñirás tú sólo, sino que te enyuntaré con uno mayor, el Espíritu Santo y Él te ceñirá”.

Cuando Eliseo vió a Elías, dejó su primer ayuntamiento y sacrificó esos bueyes porque ahora se iba a enyuntar al Buey viejo de su Propósito, Elías.

La provisión divina no viene de forma fortuita, se requiere de la intervención del consejo, la prudencia, la sabiduría, el ingenio, la experiencia y la vida misma.

¡Tu vida necesita el toro Viejo!

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