Mateo 6.6
“Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público.”
Todos en algún momento enfrentamos batallas, unas más fuertes que otras, pero batallas al fin. Como guerreros de Dios debemos estar preparados para enfrentar esos episodios en donde será necesario luchar.
Para ello debemos tener claro cuáles son esas armas de las cuales nos necesitamos proveer para salir victoriosos. Estas armas no son físicas, sino espirituales, una de ellas y de las más fuertes es la oración.
En la oración se ganan batallas, tal como Moisés cuando el pueblo de Israel luchaba contra los madianitas, el estaba orando en lo alto de una montaña y mientras no dejaba de hacerlo el pueblo arrasaba con el enemigo.
Al orar nos comunicamos con el Padre Celestial, quien ha dispuesto todo su escuadrón de Ángeles al servicio de nosotros para pelear en el mundo Espiritual.
Por eso cuando vengan esos tiempos de prueba, ora, levanta tus manos al cielo sin miedo y sin dudas, y veras que Dios pondrá su respaldo sobre tu vida porque Él es quien pelea la buena batalla por todos los que le creen y confían en su gran poder.