Romanos 12:3
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.”
Amados, tenemos que tener cuidado en la manera que pensamos sobre nosotros mismos, porque ello se relaciona con la imagen que proyectamos. Siendo cristianos somos llamados a ser humildes y mansos, pero hay hermanos que se van a los excesos, cayendo en pecado al aumentar y disminuir su valor, llegando a experimentar complejos, donde se contemplan dos extremos, como: la sobrevaluación y la devaluación, esta última mejor conocida como sentimiento de menosprecio. Constituyendo ambos puntos una actitud pecaminosa.
El versículo de hoy, nos invita a abandonar ambos extremos de la valoración personal, pues Dios nos doto de dones en determinada medida y de acuerdo al uso que les daremos conforme al plan que nuestro padre tiene previsto, entonces dejemos de sobrevaluarnos y menospreciarnos, por cualquier causa, es innecesario compararse con los demás, pues cada uno de nosotros es único a los ojos del padre, de manera que vamos a establecer equilibrio entre la valoración, solo manteniendo nuestro foco en Dios, sin mirar hacia los placeres del mundo, pues él tiene el control y razones para actuar del modo en que lo hace, por tanto debemos asumir a las situaciones adoptando una visión optimista, calma y con buen ánimo para servir a nuestro prójimo conforme a nuestras capacidades.