El endemoniado gadareno recibe libertad

Mateo 5.1-19

Yahshua se enfrenta en la media noche al poder mismo de Satanás en la liberación de un endemoniado. ¿Quién era este hombre? Se describe como alguien con un espíritu inmundo y poseído por una legión. Su morada era en un cementerio; allí donde solo había huesos y soledad. Vivía como un miserable al no ser retenido ni con cadenas ni con grillos.

Los demonios lo habían alejado de la sociedad y ahora tiene por compañero lo inmundo. He aquí un hombre sin esperanza, poseído espiritualmente y en esclavitud.  Se nos dice que había roto todas las cadenas y grilletes que le ponían, pero seguía siendo un esclavo. Los demonios rompían las cadenas humanas, pero él no podía romper la cadena de opresión que lo ataba, la más poderosa de todas. ¿Puedes imaginar el terror que este hombre causaba?

Este hombre había roto todas las cadenas, pero no había roto la última de su vida. Yahshua cruzó el mar de Galilea para romper la cadena más grande, la última de su vida. Yahshua vino para poner en libertad a los cautivos, de eso se trata el presente mensaje. Consideremos el poder de Yahshua contra la cadena más grande del enemigo del alma.

Él vino para deshacer las obras del diablo. A los que están cautivos vino a darles libertad, convirtiéndolos en sus instrumentos. Él es Señor de las tinieblas. Los poderes del averno también le están sujetos.

Los demonios que alejaron a este hombre de todas las relaciones humanas lo llevaron a los pies de Yahshua. Observe que ellos no cayeron ante Yahshua para adorarlo como Señor, simplemente cayeron en reconocimiento de su deidad. ¡Se inclinaban ante el Señor de Señores! En esta historia se cumple la palabra profética que ante él toda rodilla se doblará. Como Señor que es de los demonios le ordena que dejen libre a este hombre. Yahshua vino a devolverles la paz a los hombres atormentados.

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