Orar en tiempos de dificultad

Salmos 145:19

“Cumplirá el deseo de los que le temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará”

Cuando estamos muertos de miedo, más allá de lo que podemos soportar, fuera de lo acostumbrado y con nuestro bienestar en peligro o amenazado, recurrimos a la oración de manera involuntaria e instintiva. Nuestro clamor natural es: “¡Señor, ayúdame!”.

El autor Eugene Peterson escribió: “El lenguaje de la oración se forja en el crisol de la dificultad. Cuando no podemos ayudarnos solos y clamamos por ayuda, cuando no nos gusta dónde estamos y queremos escapar, cuando nos desagrada quiénes somos y deseamos cambiar, usamos expresiones básicas que se convierten en el lenguaje esencial de la oración”.

La oración empieza con los problemas, y continúa porque siempre tenemos alguna clase de dificultad. No exige ninguna preparación especial, vocabulario exacto ni postura apropiada, sino que brota cuando enfrentamos necesidades y, con el tiempo, se convierte en una respuesta habitual para toda situación (buena o mala) de esta vida (Filipenses 4:6). ¡Qué privilegio es llevar todo a Dios en oración!

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