El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!. (Lamentaciones 3:22-23)
Muchos viven con el exceso de peso del pasado en sus vidas. Se recriminan oportunidades perdidas, puertas abiertas que desaprovecharon, acciones de las que se arrepienten. Olvidan que existe una mejor opción: Dar gracias al Señor de que, por su gracia y poder, nuestro pasado ha sido olvidado, nuestro presente es diferente y nuestro futuro se ilumina con la esperanza de todo lo que ha preparado para nosotros.
El versículo de hoy, es una invitación en ese sentido: percibir cada día como una nueva oportunidad para cerrar la puerta del pasado y experimentar un nuevo comienzo. El hecho de que Dios dividió los días en segmentos de veinticuatro horas es evidencia de que tenemos que comenzar de nuevo regularmente. Siempre hay un nuevo día, un nuevo mes y un año nuevo. Pero para que podamos hacer uso de estos nuevos comienzos, debemos tomar la decisión para hacerlo.
¿Estás luchando contra la culpa y la condena? ¿Te sientes mal por algo que hiciste hace años, o algo que pasó ayer? No importa cuánto tiempo haya pasado, el pasado sigue siendo el pasado. Lo hecho, hecho está, y solo Dios puede encargarse de eso ahora. Tu parte es admitir tu error, arrepentirte, recibir el perdón de Dios, y continuar.
En Lamentaciones, el profeta Jeremías nos anima con la noticia de que la misericordia de Dios es nueva cada mañana. Todos los días Él te da un nuevo comienzo. Estoy tan contenta de que Dios envíe un nuevo lote de misericordia diariamente, ¡podemos tener un nuevo comienzo todos los días!