(Juan 11:40)
“Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?.”
El Señor no siempre usa a las personas brillantes, influyentes o expertas para que hagan su obra.
De hecho, Dios escoge a menudo a aquellos que el mundo considera ignorantes, débiles, insignificantes, comunes y corrientes para que trabajen en su obra. Y tiene dos razones fundamentales para hacerlo. Primero, al realizar cosas grandes por medio de personas nada excepcionales, Dios demuestra que la sabiduría del mundo es locura. Y, segundo, puesto que los hijos de Dios no tienen ninguna razón para jactarse, no tienen ningún poder para salvarse a sí mismos, y ninguna capacidad para servirle sin el poder y la sabiduría de Él.
Dios no está interesado en el talento humano brillante, ni en la capacidad natural de las personas. Está buscando a personas humildes que sean totalmente dependientes de Él, y que estén dispuestas a ponerse a disposición de todo lo que les llame a hacer. Moisés no sentía que el Señor podía usarlo para sacar a los israelitas de Egipto porque no era elocuente, pero se convirtió en uno de los más grandes líderes de la historia judía. David era joven y no tenía experiencia como guerrero, pero el Espíritu de Dios le dio poder para liquidar a un gigante con una pequeña piedra.
Si usted se ha entregado a Cristo, no importa su edad ni lo calificado que se sienta. Si simplemente depende de Cristo, se pone a su disposición y le obedece, Él le usará para su gloria.