Señor, Tú que eres el Amado Pastor de nuestras almas y cuerpos, tú nunca permaneces ausente ni duermes ante las angustias y el clamor de cada uno de Tus hijos, se también el pastor de nuestros sueño y de nuestro descanso y extiende sobre nosotros tu santa protección, cubriéndonos con tus poderosas alas, para que no nos perturben los terrores de la noche, y que tu divina majestad vele sobre nuestras mentes y nuestros cuerpos mientras dormimos.
Que descanse mis angustias y mis penas en las promesas de bienestar y sosiego que son la única verdad que prevalece sobre mis miedos y sobre cualquier angustia para que de esa forma sea tu presencia la guardiana de mi sueño y de mi descanso. En El Nombre de Jesús, Amén.