Juan 15:1-2
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.”
Las dificultades desarrollan belleza en su alma; prosperan en medio de los problemas; las pruebas hacen florecer lo mejor que hay en ellas; la holgura y la comodidad y el aplauso sólo las dejan estériles.
Las flores más bellas florecen tanto en el más arenoso de los desiertos como en los invernaderos. El Señor, para nuestro bien, conoce de antemano el terrerno correcto en el que debemos estar hoy, la cantidad de tierra que pisarán nuestros pies y los caminos pedregosos que tendremos que atravesar. Él es en nosotros, el mismo jardinero.