Mateo 3:1-3
“En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas”
Nuestra realidad es diferente a la de Juan el Bautista, pero sin embargo, requiere de la misma motivación que él tuvo, honrar al Señor, con su ejemplo acercando a Él a todos los que encontraba en su camino.
Bien sea en la familia, con nuestro vecinos, compañeros de trabajo, siempre podremos reflejar la imagen de Cristo en nuestras acciones. Con nuestro amor, amabilidad e integridad podemos demostrar la obra que El Señor ha hecho en nosotros y dar cuenta de la base de nuestra fe en Él.
Recordemos que nuestras acciones reflejan la historia de la obra del Señor en nuestra vida y que esa historia será la herramienta más poderosa para animar a otros a que abran su corazón a Dios. ¡Haz que quienes te rodean sepan que tú eres la prueba de que Él vive y reina en tu corazón!