Juan 4:39
“Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho”
La unción en la que Jesús se movía era sin igual. Gozaba de un respaldo y de un poder que le abría puertas hasta en lugares como Samaria.
Ocurrieron tres cosas que desataron un avivamiento sin precedentes en Samaria:
“Lo que fué” es un poderoso Testimonio. Jesús pudo usar todo lo siguiente para hacer algo extraordinario:
1- Desde el Principio los discípulos no querían entrar en samaria, ¿Es en serio? Aquellos que también fueron llamados desde la basura de la vida, ahora se sentían tan dignos que miraban de reojo a los samaritanos.
2- Jesús no entra por la puerta grande, ni habla con los poderosos. Su “plataforma” fue un sucio pozo y su “conexión” fue una mujer promiscua. Pero lo que aconteció después nos evidencia que quien tiene el Poder y la Dirección del Espíritu Santo no necesita exhibirse, promocionarse, conectarse o promoverse.
3- Un AVIVAMIENTO inicia con una acción de fe, bajo la dirección total del Reino.
Jesús había dicho: “Es necesario que pase yo por Samaria” El Cielo tenía una cita divina con ese territorio y Jesús era la ficha que usaría en ese momento. Pero si Jesús no iba, alguien iría.
Por eso ningún Ministerio puede sentirse imprescindible en el Reino. El Profeta no es dueño de la palabra, el evangelista no es dueño de los territorios, el maestro no es dueño del conocimiento, el pastor no es dueño de la gente y el apóstol no es señor de los demás.
Jesús mismo dijo: “Si ellos callan, las piedras hablarán”, refiriéndose a qué lo que Dios determina que suceda, sucederá. ¡Gloria a Él!