Juan 11:21
“Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto”.
Hay muchas formas de aprender y de ser instruido.
En esta oportunidad quiero ser yo, Martha, la que te muestre una lección descrita en una página oscura de mi vida, en una etapa de dolor e incredulidad.
Aprendí que: “Quién más cuestiona es quien más conoce”
Mi hermana María, mi hermano Lázaro y yo éramos muy amigos de Jesús. Conocíamos su historia, su infancia y hasta sus gustos.
Sin embargo, en el momento difícil, mi hermana María y yo olvidamos aquellas enseñanzas íntimas y dejamos de un lado la fe.
¡Mi querido hermano muere!
Y nuestro amigo Jesús aparece después de Cuatro días de muerto. Corro y me adelanto a encontrarme con él, con la sangre hirviendo y el alma llena de impotencia.
Lo que yo no sabía era que mi amigo Jesús traía un avivamiento para nuestra Región por medio de éste acontecimiento tan difícil para nosotros. Pero esto no nos lo había revelado, sólo veíamos nuestro dolor circunstancial y habíamos descuidado el valor de la fe que tanto Él nos había enseñado.
Aprende esto:
A veces no se trata de tu deseo, sino del deseo de Dios
Porque ese proceso repercute en un bien mayor.
La muerte de mi hermano había sido escogida como la oportunidad de hacer un milagro de trascendencia en mi ciudad, sin embargo, a mi amigo Jesús lo conmovió y por primera vez le vieron llorar… ¡sin duda nos amaba!
Mis palabras harían pensar a cualquiera esto: ¡Cuánto sabe Marta!
Sí, cuánto creía yo saber y resulta que lo que Jesús sabía era mayor a mi entendimiento.
No detengas el Milagro que Jesús vino a hacer en tu tierra, no importa CUÁNTO SABES, ni la posición cercana que tengas con Él, ni la condición de tu necesidad, si Jesús viene hay Resurrección y Vida para todo aquello que estaba muerto. Que te lo digo yo que resucitó a mi hermano después de cuatro días de estar enterrado.