Salmos 37:7
“Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades”.
Cuando Dios levantó el universo lo hizo en silencio. Solo se oían los sonidos de sus acciones de sus obras maravillosas y cada vez que abría su boca era para edificar, construir, poner orden y profetizar sus designios eternos.
El bullicio muchas veces no te deja oír el sonido de las obras extraordinarias que Dios esta haciendo, tampoco te deja oír su voz que no suena a tus oídos sino a tu espíritu.
El silencio apacible da tranquilidad, sosiego, reanima la confianza e infunde en nosotros esperanza y rehabilita nuestra fe. Luego Dios creó al hombre y ya todo estaba hecho, hasta el plan de redención y todo lo hizo en silencio. Que nuestra boca solo hable lo profético para construir, lo necesario y lo que sea útil para otros y que en silencio aprendamos a oír el sonido de las grandes y maravillosas obras que Dios esta haciendo a nuestro favor y para nuestro disfrute y descanso.
Que oigan solo los sonidos de nuestras acciones buenas y que si hablamos sea el lenguaje de fe, para edificar, construir y sanar.