La mayoría de las batallas espirituales que el ser humano enfrenta y no logra vencer exitosamente, resultan, una gran cantidad de veces, de olvidar de donde viene su fuente de verdadera paz y vida: Jesús. Y es que la promesa del versículo de hoy es clara: Somos “pámpanos”, es decir, hojas o brotes de un árbol, que por sí mismas nunca llevarán fruto si no se encuentran unidas a la vid que las haga frondosas, y esa vid para nosotros es Jesucristo que nos invita, exhorta y hasta ordena a permanecer en Él, porque lejos de Su presencia nada podremos hacer
Oración:
Señor, ayúdame y guíame para que pueda yo permanecer siempre como brote fructífero de Tu vid. Abre mi mente y mi corazón y dame la humildad y la sabiduría para reconocer y alejar de mi vida, todas esas cosas que me impidan ser un pámpano unido a Ti, la fuente de vida verdadera que sólo Tu puedes brindarnos, pues mi mayor deseo es servirte, alabarte y glorificarte en todo momento, Señor.