Escuchemos el llamado de Dios

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Génesis 7:11

El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas.

 

Por gracia  a través de la fe, Noé y su familia fueron guardados con seguridad por el poder de Dios  mientras que los malvados fueron condenados por no responder a su oferta de salvación  porque quien cree en Él no es condenado, pero quien no cree ya ha sido condenado porque no ha creído en el nombre del Hijo de Dios.

Dios había visto que sólo Noé era justo. Esto no significa que estuviera libre de pecado, pues todos hemos pecado y no alcanzamos el nivel que Dios exige.

 Pero Noé tenía fe. Noé merecía la muerte tanto como cualquier otro pecador, pero oyó el llamado de Dios, le escuchó, obedeció sus instrucciones y construyó un arca para salvar a su familia. Noé creyó en Dios y, por la gracia de Dios, su fe le fue acreditada como justicia.

Que escuchemos la llamada de Dios, confiemos en Su Palabra, obedezcamos Su mandato y respondamos a Su voz cuando le oigamos decir: Venid a mí todos los que estáis cargados, y yo os daré descanso para vuestra alma.

 

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