Génesis 4:6–7
“Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Por qué te has enfurecido? ¿Por qué ha decaído tu semblante? Si haces lo bueno, ¿no serás enaltecido? Pero si no haces lo bueno, el pecado está a la puerta y te seducirá; pero tú debes enseñorearte de él.”
La potestad de Caín sigue persiguiendo a los ofrendadores, a los que buscan lo recto, a los que aman la justicia, a los que se consagran, a los que sí les importan los detalles, a los que se esfuerzan no por llegar primero sino por hacerlo mejor, a los que jamás pensarían mal de su hermano Caín y que por ésta nobleza caen en sus garras.
Hay que parar esta masacre. No podemos seguir cuestionando cosas que sólo deben ser sopesadas en la iglesia, no vender la desnudez del hermano y no señalar culpas.
Hay que madurar y aceptar cuando Dios esté usando a Abel, hay que gozarse por él. Guárdate de que todo tu mensaje sea puro, que todo lo que hables edifique, que todas tus Acciones realmente provoquen un cambio para bien.
Caín nunca supo amar a su hermano y jamás se alegró de sus triunfos en su corazón y por eso cuando fue a llevar su ofrenda fue descalificado.
Mucho cuidado que lo que hay en nuestro corazón no nos descalifique y en la importancia terminemos convirtiéndonos en Asesinos de los Abel de este tiempo.