La Fe nace del Corazón

Hebreos 11:1-6.

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

En el versículo 1 del capítulo 11 de Hebreos, hay dos palabras que definen la fe.

Certeza:

Esta viene de la palabra upostasis que significa. Título de propiedad.

Convicción:

Está significa. La seguridad que tiene una persona acerca de la verdad.

Si analizamos estas dos palabras a profundidad, vamos a entender que el escritor tomó estás palabras para que entendiéramos, que  es estar totalmente seguro de algo, aunque no lo veamos, aunque que otros lo duden, aunque nadie lo crea, no necesitamos la opinión de los demás, estamos seguros de lo que creemos, es mas, si busco la opinión ajena, me van a decir que estoy loco, Abraham salió a un lugar, sin saber dónde estaba ni cuanto le costaría llegar allá, pero estaba seguro de lo que hacía.

  1. La fe nace en el corazón.

En Romanos: 10: 17. Nos dice, que la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios.

Notemos que en ningún momento habla de ver o sentir, esto es totalmente invisible, así que lo primero que hay que lograr es creer en mi mismo, en mi corazón, en mi espíritu en mi mente, yo soy el primero que tengo que estar convencido de lo que creo, yo no tengo que esperar que me crean, yo tengo que estar convencido y convencer a otros por mis acciones.

No sé trata de repetir o declarar la palabra, a veces la declaró, la repito, pero no la creo.

En Santiago: nos habla de la fe por obras.

Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

Santiago 2:17-18.

Cuando yo tengo mi corazón lleno de fe; entonces yo voy a ir en una dimensión de fe, mi lenguaje va a cambiar y será un lenguaje positivo, sobrenatural, y voy a instruir a mis discípulos y le voy a transmitir la fe que está en mi.

Eliseo oró a Dios para que le diera fe a su discípulo.

Elias le enseñó fe a su discípulo.

El señor Jesús pudo enseñar fe a sus discípulos, porque el decía y hacía, no se quedaba solo en palabras, y no se trata de que siempre tenga que ocurrir un milagro, al contrario, cuando no ocurren milagros, eso aumenta mi fe, porque mi fe no se trata de lo que yo veo, sino de lo que creo.

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