Lucas 24:15
“Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.”
Jesús nunca envía a un hombre solo. Él abre un camino claro a través de la espesura y de los bosques y después llama en voz baja: “Sígueme. Continuemos juntos, tú y yo.” Él ha estado en todos los lugares donde se nos llama a ir. Sus pies han allanado una senda a través de toda experiencia que nosotros encontramos.
Él conoce todos los caminos y los conoce bien: el camino que atraviesa el valle de la desilusión con sus sombras oscuras; la senda escarpada de la tentación que pasa a través de barrancos pedregosos y hondonadas resbaladizas; la senda estrecha del dolor, donde las zarzas llenas de espinas con sus pinchazos y su ardor crecen tan cerca del camino de los dos lados; el camino vertiginoso por las alturas de la victoria; el viejo camino trillado de la rutina de la vida diaria. Las sendas diarias
Él las ha recorrido y glorificado y las recorrerá de nuevo con cada uno de nosotros. La única manera segura de viajar es teniéndolo a Él a nuestro lado y que Él esté en control.