Filipenses 4:6-7
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”
Las escrituras de hoy son un reflejo de que el apóstol Pablo comprendió con gran convicción esta verdad. Él como ciervo de Cristo pudo haberse rendido ante las numerosas preocupaciones que rodeaban su vida al servicio del Señor: miedo de perder su vida al ser perseguido por su fe, preocupaciones sobre su salud que le impidieran emprender los largos viajes para dar testimonio del obrar de Cristo en su vida o dejarse vencer por la ansiedad de estar en prisión y haber perdido de las cosas más preciadas de la vida: su libertad.
No obstante en su cautiverio, Pablo encontró la calma para escribir esa maravillosa muestra de Fe en Dios, descansar en Él nuestras peticiones para que su paz “que sobrepasa todo entendimiento, guarde vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
El Señor, nos quiere fortalecidos en fe, regocijados en Él y no paralizados por el miedo de lo que pueda llegar en nuestras vidas. Nos quiere armados en la oración para descansar en Él todas nuestras preocupaciones.