Mateo 17:20
“Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible”.
No creer, puede plagar la vida de un cristiano hasta tal punto que le resulte difícil incluso encontrar éxito en las tareas más simples de la vida.
Por otro lado, confiar en el poder de Dios para alcanzar nuestros objetivos, es el camino para permitir que las cosas fluyan de la manera en que queremos, movidos por la misericordiosa voluntad del Señor para con nosotros.
Por ello debemos de parar las preocupaciones por no llegar a cierto punto en nuestras vidas, por no conseguir el mejor trabajo o no tener el dinero suficiente. Debemos cambiar nuestra manera de pensar y activar nuestra fe.
Jesús dijo que La fe es depositada en cada corazón, pero ella no acciona para nosotros, no juega a nuestro favor, si no la activamos con nuestro pensamiento y obra o si no la dejamos crecer al dejarnos vencer por las circunstancias.
Activémosla, hagámosla fuerte. Permitamos a la semilla de la fe crecer en nuestro interior empezando por creer en el Señor como nuestro Padre, Dios de lo imposible, Dios del día a día y de las cosas que en nuestra vida necesitamos y esperamos.
En ese camino no olvides, que el transitar por la fe, es un viaje que demandará paciencia, demandará acostumbrarnos y sobre todas las cosas, no ocurrirá de la noche a la mañana. Lo que es cierto: Una vez veas las manos de Dios moviéndose a tu favor, descubrirás lo complicados que podemos llegar a ser nosotros, en comparación a lo maravillosas y sencillas que son las cosas del Señor.