Venciendo el pecado

Lucas 13:1-5

“Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos?  Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.”

Cuando nos acercamos a Dios, el arrepentimiento juega un papel vital en nuestra relación con Él porque este significa una acción a tomar. En el momento en que dañamos a alguien con nuestras acciones o incluso al dañarnos nosotros como resultado de esas mismas acciones, necesitamos no solo perdonarnos y pedir perdón al Señor, únicamente, sino arrepentirnos, porque ello implicará un cambio de mentalidad y con ello un cambio de actitud.

Muchas personas piensan que el arrepentirse, significa “sentirse mal” por el daño cometido, y sentirse mal, es parte del dolor de reconocer nuestro error. Arrepentirnos significa convertir ese dolor en acciones y transformarnos en espíritu, para convertirnos en la creación que Dios nos ha llamado a ser.

Una de las señales del arrepentimiento verdadero, es que las personas no vuelven a cometer las mismas fallas, pues deciden darle un giro diferente a su vida guiados de la mano de Dios. Esto solo es posible si encomendamos a Dios nuestro camino y decidimos entregarle a él nuestras debilidades y temores.

No hay pecado muy grande que no se pueda vencer, con Dios todo es posible.

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