Marcos 10:21
“Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.”
Una invitación a intercambiar valores! Aquel joven tenía todo lo que una persona podía desear en la vida: juventud, reconocimiento social, recursos económicos; en definitiva, todo lo que podía considerarse importante materialmente en la vida.
Pero también fue objeto de una invitación de Jesús, sobre todo porque el Señor vio su interior y no su exterior y lo que presentaba. Todos sus recursos y valores no eran suficientes para llenar su corazón espiritualmente; así que buscó a Jesús.
La búsqueda de una respuesta completa le llevó a recibir una invitación completa; Jesús hizo con él lo que hace con cada uno de los que se acercan a Él: y Jesús, mirándole, le amó… ¡Jesús nos mira y nos ama! y porque nos ama, nos invita a seguirle.
Ese joven no necesitaba hacerse pobre para seguir a Jesús, ¡y nadie lo necesita! Lo que Jesús quiere de nosotros es que cambiemos nuestros valores, aquellos en los que ponemos nuestras esperanzas. Nos ofrece valores espirituales que nos nutren y nos acercan a Dios.
Los valores humanos y materiales perecerán pero si elegimos los valores espirituales, nos harán heredar la eternidad y nos seguirán hasta allí.