Marcos 9:23-24
“Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.”
La diferencia entre una persona que tiene Fe y una que no, es que a pesar de que ambas tienen aspiraciones, sueños y anhelos, en aquella que no existe la fe como motor para avanzar, en su mente y corazón todas estas necesidades muchas veces serán solo un pensamiento, un deseo, pues sabe que por sus propias habilidades no puede lograr ciertas cosas, y al no tener a Dios como horizonte se dará por vencida muy rápido.
En cambio, aquellos que caminan por Fe, entienden que sus habilidades son solo una parte de la ecuación, pues el factor determinante en todos los acontecimientos de su vida es la Fe en Dios, quien por medio de hazañas y maravillas hace más allá de lo posible para el hombre.
Estas maravillas le permitirán a otros con poca Fe, ver el poder de Dios y podrán avivar esa Fe que todo lo hace posible.
Oración:
Señor ayúdame a que mi fe crezca, no permitas que la incredulidad me invada y concédeme ser para otros el escenario de la manifestación de tu poder por medio de la Fe que hay en mi corazón. Amén.