Salmos 23:1
“Jehová es mi pastor; nada me faltará.”
Este salmo es uno de los textos bíblicos más conocidos, citado y respetado por la gente, incluso por quienes no profesan ningún tipo de fe. Aparece innumerables veces en películas, telenovelas y otras expresiones artísticas.
Ciertamente, esto sucede por la belleza de sus palabras, que tratan de una relación de confianza entre su autor y su Dios. También es una declaración de confianza ante la adversidad y las desgracias de la vida.
Comienza con una declaración enfática: ¡El Señor es mi pastor y nada me faltará!. No deja duda para el siervo de quién está a cargo de las situaciones de la vida y cómo vale la pena respetar ese mandato, sabiendo que todo lo que se necesita le será suministrado.
La representación de Jehová como pastor y de su pueblo como ovejas es común en la Escritura. La primera aparición de esta metáfora es en Génesis 48:15, donde el Dios que me ha sostenido es literalmente mi pastor.
Para entender la belleza y el significado de esta figura hay que conocer el peligro del desierto de Judea y el estrecho vínculo entre el pastor y sus ovejas, especialmente el afecto que les une durante las muchas horas de soledad que pasan juntos.
Por otra parte se reafirma la seguridad en el pastor al afirmar con la mayor de las certezas, que nada faltará. Es decir, no pasaré necesidad y es que delante la provisión de Nuestro Padre, es justamente esa la certeza: Su provisión es suficiente y abundante para cada una de nuestras necesidades.