Dios capacita a sus hijos

1 Pedro 5:10

“Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.”

Los recursos de Dios no solo son suficientes, sino también ilimitados, y en consecuencia siempre serán mayores a nuestras necesidades. Si enfrentas hoy una prueba, puedes descansar tranquilo, detrás de ella existe un propósito más elevado que El Señor, a su tiempo, en el tiempo que realmente necesitas, Te dará a conocer.

Podría sospechar David que al luchar contra un oso o un león lo haría apto para enfrentar a Goliat. Al ahuyentar a tales depredadores de su rebaño usando su honda, probablemente no reparó en la preparación que Dios estaba llevando a cabo en él, afinando y perfeccionando su puntería.

Sin embargo, la conclusión final solo podía ser una, ninguno de dichos incidentes fueron por casualidad, El Señor estaba obrando en aquello que David necesitaría (Y de allí, una segunda verdad, Dios se anticipa con perfección abrumadora a aquello que requerimos).

Seguir al Señor, es un acto de fe, y recorrer ese camino exige entre muchas otras cosas, recordar que aunque en un momento de adversidad, no veamos el objetivo final que busca esa prueba, debemos tener la certeza de que la obra instructiva, purificadora y reinadora de Dios en nuestra vida, se encontrará más presente que nunca, persiguiendo el resultado de restaurarnos, afirmarnos y fortalecernos.

Y es que nuestro Padre celestial no comete errores y no hace nada sin un propósito. Detrás de cada reto, hay un propósito.

 

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