Mateo 7:1
“No juzguéis, para que no seáis juzgados.”
El Sermón de la Montaña, como algunos saben, es uno de los textos más conocidos del Nuevo Testamento, por lo que la gente termina conociendo su totalidad o sus extractos por medio de libros, películas o citas diversas.
Comienza en el capítulo 5 del libro de Mateo y continúa hasta el capítulo 7. El increíble e impactante mensaje que contiene hace que el lector se detenga a pensar en sus acciones y pensamientos. Esto es lo que le pasó a los miles de personas sentadas en la hierba al pie de una montaña escuchando las palabras de Jesús; lo buscaron por varias razones y se enfrentaron a un desafío de vida.
El versículo de hoy se encuentra con nuestra capacidad de mirar sólo lo que está fuera de nosotros, nuestras acciones y pensamientos; porque nos desafía a luchar con nuestra tendencia natural a evaluar lo que hacen los demás y a ignorar lo que hacemos nosotros.
Un verso tan pequeño que tiene dos frases de gran impacto en nuestras vidas. Jesús primero dice: No juzgues; eso significa renunciar a toda esa capacidad que tenemos de conocer, entender y definir lo que los demás piensan y hacen o por qué lo hacen.
De hecho, el Señor deseaba que los hombres se desarmaran para que pudieran entenderlo completamente. Entonces Jesús dice, para que no seas juzgado. Casi siempre olvidamos que al ponernos en la condición de jueces morales, sin la debida designación para la función, también nos ponemos en la condición de acusados, porque estamos sujetos a cometer los mismos errores y actitudes negativas de lo que juzgamos