Juan 11:25
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”
Muchas personas dedican el día de hoy a honrar a sus seres queridos, y debemos respetar profundamente esta actitud. Jesús llegó en un día de tristeza y dolor a la casa de Lázaro, su amigo que había muerto tres días antes, y tuvo con su hermana, Marta, una conversación franca sobre la muerte y la eternidad.
Él le declaró que había algo más que la esperanza de vida para este mundo, y ella fue capaz de entenderlo. Mira los versículos 26 y 27 de Juan 11.
La fe en Jesús como el Cristo de Dios hace que se superen las barreras de la vida y se abran las ventanas del cielo.
Cuando vivimos esta fe, la vida en este mundo no se convierte en el fin, y el dolor de cualquier pérdida es reconfortado por la presencia del Señor.