Los milagros son el resultado de una vida de oración y de ayuno. La oración en la vida de Jesús era más importante que la comida, el descanso o cualquier cosa. Lo primero que hacia el hijo de Dios cada mañana era orar, es así como se aprende a escuchar a Dios y a recibir la dirección divina.
También vemos este hábito en grandes hombres de Dios, tales como Abraham, el cual es llamado el padre de la Fe. Abraham oraba de mañana y una de las cosas que más destaco en su vida fue la fe.