Hebreos 4:16
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”
Dios quiere que Su gracia sea nuestra porción diaria.
La vida está llena de situaciones que van más allá de nuestros recursos: bancarrotas, devastaciones emocionales, desintegración familiar, aflicciones físicas y enfermedades. Nos encontramos en circunstancias que quisiéramos poder cambiar, pero no tenemos poder sobre ellas aun cuando nos esforzamos para hacer algo al respecto.
La gracia es absolutamente lo contrario a la enseñanza de esta vida que dice que estás solo y debes depender de tus propios recursos: “Esfuérzate en el trabajo. Invierte sabiamente. Da lo mejor de ti. Haz todo lo que puedas hacer, y sé todo lo que puedas ser.” La gracia, por el contrario, nos enseña:
Gloriarnos en nuestras debilidades en lugar de hacerlo en nuestras fortalezas (2 Corintios 12:9).
La gracia es como un tanque de gasolina extra. Cuando se te acaba la gasolina, cambia de tanque. Para eso es.
La gracia es como una lámpara; Cuando está demasiado oscuro y no podemos ver, podemos dejar de estar mirando con los ojos entrecerrados y prender la luz.
Dios nos invita a vivir en Su gracia; es una experiencia diaria.