Isaías 51:7-8
“Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes. Porque como a vestidura los comerá polilla, como a lana los comerá gusano; pero mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salvación por siglos de siglos.”
Señor, ayúdame a no tener miedo de lo que otras personas piensen de mí. Permíteme siempre recordar que puesto que tú me has salvado y porque tu Espíritu vive en mí, las cosas que dicen los que me juzgan en realidad no me pueden herir.
Por ello Padre, ayúdame para que las palabras de otros, que busquen herirme o derrumbarme no las tome en cuenta y que no permanezcan en mi mente ni en mi corazón. Gracias porque aunque las palabras que hieren pueden ir y venir, mi salvación es eterna.