Salmos 8:9
“¡Oh Yahveh, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!”
Conocer la teoría no es la mitad del cien por ciento. Es mucho menos. Yo calcularía un veinte por ciento puesto que el otro ochenta significa poner en práctica esa teoría y eso realmente cuesta mucho trabajo. Piénsalo. El conocimiento no sirve de mucho hasta que no se pone en acción.
Tanta sabiduría que tenía Salomón escribiendo sus proverbios y sin embargo, cuántos errores cometió al no ponerlos en práctica. Hay un refrán que dice: del dicho al hecho, hay un largo trecho. Y así puedo seguir y seguir hablando de lo difícil que es poner en práctica lo que aprendemos pero el principal objetivo de hoy es abrir los ojos y meditar en el pasaje de hoy. Te pido lo leas nuevamente.
La teoría es que el nombre de Yahveh, nuestro Señor, es grande sobre toda la tierra. En otra traducción se utiliza el término imponente. Ahora, ¿cómo es posible que, ante cualquier situación se nos olvide este principio? Fácilmente nos agobiamos, nos angustiamos, nos enojamos y hacemos todo lo incorrecto. ¡La teoría es clarísima! El nombre de Yahveh es imponente y ese mismo Dios es tu Dios. ¿Te das cuenta lo triste de esta situación? Tenemos que hacer consciente lo poco que pasamos las enseñanzas de Dios a nuestra vida práctica.
Tal vez te cuesta trabajo darle la perspectiva correcta a lo que significa que el nombre de Yahveh sea imponente. Te voy a dar unos ejemplos. No hay persona en este mundo que esté por encima de Él. No hay situación que se suscite que esté fuera de su control. No hay una sola gota de lluvia que caiga sin que Él lo permita.
El viento no soplaría sin su permiso. Ahora piensa en tus problemas. Piensa en lo que te quita tu paz. Piensa en todas tus disyuntivas. ¿Realmente tiene sentido sentirte así? Por ello la biblia nos dice que busquemos Su reino y Él se encargará de todo lo demás.
Memoriza este pasaje para que cada vez que tengas incertidumbre recuerdes que Yahveh es grande e imponente y que no hay nada que esté fuera de su control. No te quedes con la teoría de lo que Dios puede hacer. Pasa a la práctica y deja que Él gobierne tu vida y que sus palabras dirijan tus pasos. Deja tus problemas a Él y vive confiado en que Él es el imponente y el grande