Salmos 103:8
“Misericordioso y clemente es Yahveh; lento para la ira, y grande en misericordia”.
¿Dónde podremos encontrar tales beneficios?, es por eso que la misma palabra lo describe como el Padre perfecto, aquel que ama a sus hijos y nunca deja de tenderles su mano.
Experimentamos a diario la traición, la indiferencia, la indolencia, y la maldad del hombre y la humanidad en general, afortunadamente tenemos al Padre para entregar nuestras cargas, pedir sanidad a nuestra alma y encontrar una fuente de amor para dar.
Oración:
Padre amado gracias por tu benevolencia, tu amor y tu cuidado. Bendito eres por mostrarme la dimensión de tu misericordia y nunca abandonarme a pesar de mis falas y debilidades.
Tómame de tu mano y no me sueltes, hoy reconozco que solo en ti se encuentra la vida del hombre y la redención de su alma. Guíame con tus lazos de amor y ayúdame a imitar la perfección de tu carácter. Amén.