Mateo 10.8
“Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.”
Dios nos deja una ordenanza de mucho valor en la escritura, nos dice claramente la importancia de dar a otros conforme recibimos de él.
Las dádivas del señor llegan a nosotros como lluvia a los ríos, son acontecimientos que ocurren sin que hagamos nada para merecerlo, solo se trata de la perfecta naturaleza de Dios y su amor inagotable.
Así mismo el Padre quiere que compartamos con otros esas maravillosas bendiciones y demos por gracia lo que por gracia recibimos, es decir, sin merecerlo, sin esperarlo, sin provocarlo.
Eso justamente es lo que deja en evidencia la clara mano de Dios manifiesta en nuestras vidas y en las de aquellos donde llega su perfecto poder y amor.
Oración:
Amado Padre Celestial, gracias por tu infinito y perfecto amor, sea tu gloria por siempre y para siempre. Gracias por las bendiciones que traes a mi vida, dame un corazón dadivoso para dar conforme me has dado y me has bendecido. Amén.