Salmos 16:1
Cuídame, Dios mío, porque en ti busco protección.
Salmos 16:5
Tú eres mi Dios, eres todo lo que tengo; tú llenas mi vida y me das seguridad.
Salmos 3: 4
Cuando contemplo el cielo, y la luna y las estrellas que tú mismo hiciste, no puedo menos que pensar: ¿Qué somos los mortales para que pienses en nosotros y nos tomes en cuenta?
Salmos 18:2
Tú eres para mí la roca que me da refugio; ¡tú me cuidas y me libras! Me proteges como un escudo, y me salvas con tu poder. ¡Tú eres mi más alto escondite!
Salmos 18: 25
Tú eres fiel con los que te son fieles, y tratas bien a quienes bien se comportan.
Salmos 16: 7
Yo te bendigo por los consejos que me das; tus enseñanzas me guían en las noches más oscuras.
Salmos 4:8
Cuando me acuesto, me duermo enseguida, porque sólo tú, mi Dios, me das tranquilidad.
Salmos 19:1
El cielo azul nos habla de la grandeza de Dios y de todo lo que ha hecho.
Salmos 10:16
Tú, Dios mío, reinas para siempre y escuchas la oración de los humildes.
Salmos 11:7
Dios es justo de verdad, y ama la justicia; ¡por eso la gente honrada habrá de verlo cara a cara!
Salmos 13:5
Pero yo, Dios mío, confío en tu gran amor y me lleno de alegría porque me salvaste. ¡Voy a cantarte himnos porque has sido bueno conmigo!
Salmos 14:2
Dios, desde el cielo, mira a hombres y a mujeres; busca a alguien inteligente que lo reconozca como Dios.
Salmos 3:3
Sólo tú, Dios mío, me proteges como un escudo; y con tu poder me das nueva vida.
Salmos 139:17
Dios mío, ¡qué difícil me resulta entender tus pensamientos! ¡Pero más difícil todavía me sería tratar de contarlos! ¡Serían más que la arena del mar! ¡Y aun si pudiera contarlos, me dormiría, y al despertar, todavía estarías conmigo!
Salmos 139:14
Soy una creación maravillosa, y por eso te doy gracias. Todo lo que haces es maravilloso, ¡de eso estoy bien seguro!
Salmos 23:1
Tú, Dios mío, eres mi pastor; contigo nada me falta.
Salmos 23:6
Estoy completamente seguro de que tú bondad y tu amor me acompañarán mientras yo viva, y de que para siempre viviré donde tú vives.
Salmos 43:5
¡No hay razón para que me inquiete! ¡No hay razón para que me preocupe ¡Pondré mi confianza en Dios mi salvador! ¡Sólo a él alabaré!
Salmos 42:1
Así como un venado sediento desea el agua de un arroyo, así también yo, Dios mío, busco estar cerca de ti.
Salmos 42:2
Tú eres el Dios de la vida, y anhelo estar contigo. Quiero ir a tu templo y cara a cara adorarte sólo a ti.
Salmos 34:4
Le pedí a Dios que me ayudara, y su respuesta fue positiva: ¡me libró del miedo que tenía!
Salmos 25:2
Mi Señor y Dios, a ti dirijo mis ruegos porque en ti confío. No me hagas pasar vergüenza; no permitas que mis enemigos se burlen de mí.
Salmos 18:35
Tú me das tu protección; me salvas con tu gran poder y me concedes la victoria.
Salmos 19:7
La ley de Dios es perfecta, y nos da nueva vida. Sus mandatos son dignos de confianza, pues dan sabiduría a los jóvenes.