Salmos 100:5
“Porque Yahveh es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones. “
El salmista termina su celebración ensalzando las características de Dios; es como si las enumerara una a una para destacar el valor de cada una.
¡Es bueno! Él es la esencia del amor, que no puede contener en sí mismo, y lo ha revelado al mundo entero en la persona de Cristo.
Él es misericordioso. No sólo en los aspectos presentes en este mundo, Su misericordia (capacidad de hacer el bien y perdonar y olvidar las faltas) está presente en la creación y lo estará en la eternidad.
¡Es verdad! En todo momento, en todas las épocas, con todos los hombres; eso no se cambia en Él, porque es su esencia (leer Santiago 1:17). Todo siervo de Dios experimentará esta característica del Señor, y más, la transmitirá a sus descendientes como forma de testimonio y gratitud. Todos lo verán y lo sabrán.
Celebrar al Señor es ante todo una propuesta del corazón del hombre. Y cuando Dios evalúa nuestra intención, nos recibe y se presenta de forma amplia e incuestionable.
Vale la pena buscar esta experiencia, tanto para los que ya lo confiesan como Señor, como para los que están en busca de respuestas espirituales.