Jeremías 1.5
“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.”
Desde que estábamos en el vientre de nuestra madre fuimos sellados con el propósito de Dios. No es casualidad, ni error y mucho menos descuido que seamos parte de la humanidad acá en la tierra. Dios tiene un plan para todos los hombres y mujeres engendrados en el vientre de una mujer.
¿Pero qué pasa cuando no vemos el cumplimiento de ese propósito?
Lamentablemente no todos llegan a experimentar ese propósito, a desarrollarlo o vivirlo, muchos se desvían, viven lejos del Padre y nunca conocen su propósito acá en la tierra sintiendo un gran vacío en su corazón.
En la vida existen diferentes enemigos de ese propósito, algunos son: La idolatría, la falta de oración, la incredulidad, la indecisión, la falta de comunión con Dios.
Si no tenemos la voz de Dios en nuestras vidas no tenemos nada, pues ese propósito es revelado por el padre a través de la comunión con él, cosa que la incredulidad, la idolatría y la falta de comunión no permiten.
Si aun el día de hoy no conoces ese propósito comienza una relación con el Dios viviente que te formo en el vientre de tu madre y comenzaras a ver como se devela la voluntad de Yahveh para ti.