Génesis 15 : 4-5
“Vino palabra de Jehová diciendo: No te heredara este hombre, sino un hijo tuyo será el que te heredara. Y lo llevo afuera y le dijo: Mira ahora a los cielos y cuenta a las estrellas, si las puedes contar, así será tu descendencia “
Si hay algo que agrada a Dios es la obediencia, definitivamente el Padre no tienes hijos favoritos, sino obedientes. Cuando una persona pone sus intereses a un lado por hacer lo que le ha sido encomendado por el Eterno, no le queda otro destino que ser bendecido.
Por la obediencia Abraham es conocido como el Padre de la Fe, pues le creyó a Dios cuando no podía ver y quizás ni siquiera entender la orden que Yahweh le había dado, simplemente obedecía y hasta el día de hoy se le recuerda como pilar principal de la biblia.
Hay cosas que Dios va a probar en nuestras vidas a través de la obediencia, pero lo difícil de ser obediente en los asuntos del Eterno es que el hombre muchas veces necesita entender cada paso que va a dar antes de tomar la iniciativa, y pocas veces Dios nos muestre el trayecto, solo nos indica lo que debemos hacer para alcanzar la bendición.
Obedecer es una decisión personal y todo aquel que la tome no será ignorado por el padre celestial que honra con creses a quienes deciden sembrar en su reino, poner su tiempo a disposición de Yahshua y caminar conforme lo dictan sus estatutos.