Lo que decimos, lo que hablamos y como nos expresamos usando las palabras, marcan un camino profético por el cual vamos a transitar. Ninguna palabra es inocente en el mundo espiritual, las podemos usar para maldición o bendición, es por eso que es necesario tener cuidado con las palabras que salen de nuestra boca.
Habla bendición, que tus palabras se alineen a lo que desea tu corazón y que tu boca comience a declarar lo que desean ver tus ojos. No dejes que el desanimo te hagan pronunciar palabras de las que luego te puedas arrepentir.
El pesimismo, desanimo y la frustración son un enemigo terrible para nuestro vocabulario si no somos cuidadosos de cómo y cuando decimos las cosas.
Por eso mantente en constante comunión con el Eterno, leyendo la escritura y enriqueciendo tu vocabulario con palabra de vida Eterna.