Orar en tiempos buenos y malos

1 Tesalonicenses 5.16-18

“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Yahshua.”

A veces tenemos la mala costumbre de que solo nos acordamos de orar en los momentos de crisis, los más difíciles. Pero cuando viene el momento de reposo, la alegría y la paz, es posible que pasemos por alto el hablar con Dios, darle gracias y mantenernos en comunicación con él.

La actitud correcta es la de orar en todo tiempo, saber agradecer por sus bendiciones y darle la honra al que hace posible todas las cosas en nuestra vida, pues es él quien trae la bendición a cada uno de nosotros.

Orar cuando no hay nada más que decir sino dar las gracias, demuestra que nuestra relación con el Padre es genuina y no surge únicamente como medida de auxilio. Dios tiene mucho para darnos, es infinito su amor, por ello jamás debemos dejar de buscarle.

La importancia de orar al amanecer

Salmos 143.8

“Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma.”

La oración de la mañana es una de las más importantes del día. Partiendo del punto de que todos los proyectos del hombre prosperaran solo si tienen la bendición de Dios, pues es quien otorga las dadivas de la vida.

Un nuevo día representa un nuevo comienzo, una nueva oportunidad; es por eso que el salmista le dice “hazme saber el camino por donde ande,” porque quizás en el pasado se equivoco en sus decisiones y no deseaba desaprovechar la bendición de este nuevo día, así que lo pone en manos de su creador.

Así mismo debe ser nuestra actitud frente al nuevo día que se aproxima hacia nosotros, saber que es una verdadera bendición poder tener soplo de vida y aliento. Comenzar la mañana en comunión con Dios será la primera mejor decisión del día.

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