2 Corintios 2.10-1
“Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.”
Es importante no descuidar nuestra relación con Dios, esa relación se fomenta a través de la oración y la lectura de la palabra. Cuando descuidamos estas dos prácticas importantes comienza a gobernar en nosotros la carne, el hombre carnal es el que siente miedo, dolor, temor y todo aquello contrario a lo que Dios da por medio del Espíritu.
Cuando nuestra relación está alineada con Dios, podemos acceder a revelaciones espirituales a donde los hombres no podrán acceder jamás, pues la escritura misma dice que el Espíritu escudriña lo profundo de Dios y no los revela.
Muchas personas quieren conocer a Dios con pensamientos carnales, sin orar, sin leer la biblia, sin ayunar, mucho menos sin congregarse. Nada de esto puede tener éxito pues Dios es Espíritu y se revela por medio del Espíritu.
Dios no se revela a la carne como se revela al Espíritu, el enemigo quiere distraerte para mantenerte en la carne, no desmayes y batalla por mantener viva tu fe y Espíritu.