Salmos 51:1
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Cuando decidimos mirar a Dios para que nos oriente en nuestras vidas, nos damos cuenta de cuánto puede cambiar nuestra conducta y actitudes. El salmista, en el versículo de hoy expresa esta verdad a través de una postura de sumisión y entrega.
David había experimentado un momento difícil y doloroso en su vida y necesitaba recuperarse emocional y espiritualmente de esa crisis; aunque era un rey y tenía todas las necesidades humanas cubiertas, experimentó un gran dolor.
Servir a Dios significa que la vida en su totalidad, y no sólo una parte de ella, descansa en Él; muchos deciden buscar alivio y ayuda para áreas específicas de sus vidas y terminan dejando sus corazones y mentes fuera de la obra del Señor.
El texto nos muestra un siervo que clama por la misericordia y la bondad de Dios como el primer paso para el cambio necesario de su condición. Reconoce que sólo el Señor tiene la condición y la verdad para librarle del miedo y el dolor espiritual.
Su grito también demuestra su propia condición; este hecho muestra que ya había comprendido que no se puede buscar a Dios sin tener conciencia de cómo es su vida. Para que Dios nos devuelva la vida es necesario poner el corazón en sus manos, esperando y confiando en el derramamiento de sus bendiciones sobre nosotros mismos.