Isaías 65:24
“Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.”
Mucha gente aún ignora la realidad de un Dios vivo, presente y activo en nuestra vida diaria. Ignoran las leyes divinas y no toman en serio las evidentes experiencias humanas de los estudiosos y sabios, que han llegado a la conclusión de que no hay efecto sin causa, o causa que no producirá efectos.
El salmista lamenta el estado de depravación al que han llegado los seres humanos, una reflexión aún más vigente en nuestra sociedad actual, en la que muchos de los hombres viven como si no hubiera un mañana, con una especie de ceguera espiritual que incapacita incluso la percepción de lo obvio. En palabras del propio salmista: “Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. ¿No tienen discernimiento todos los que hacen iniquidad, Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, Y a Yahveh no invocan?” (Salmos 14:3-4)
La Biblia fue escrita para revelarnos a un Dios todopoderoso que nos cuida y que planea nuestra salud espiritual y social, nuestro bienestar en todas las áreas de la vida. El Señor dice, en una paráfrasis del versículo de hoy: “Les daré lo que deseen, incluso antes de que me lo pidan: mientras me hablen de sus necesidades, ¡habré respondido a sus oraciones!”. Siempre ha sido así y siempre será así: Nuestro Padre estará listo para oír nuestro clamor, ampararnos y guiarnos por sus caminos de bien, mientras tengamos nuestra voluntad y corazón abiertos a aplicar sus verdades en nuestra vida; a seguirle y a glorificarle.
El Señor me ayuda y me ayudará, siempre, aunque no lo sepa…