Hebreos 11.11
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
La verdadera fe no duda, porque aquel que cree no tiene una fe ciega, al contrario sabe en quien cree. Dios es todo poderoso y para el nada es imposible, por eso cuando creemos (tenemos fe) aguardamos confiados de que la mano de Dios obrara conforme a su voluntad.
La fe no desespera, al contrario la fe nos hace obedecer ha sido sabiendo que todo es parte de su plan y su amor. Cuando tenemos fe se desarrolla la paciencia, aguardando el momento de la bendición sobre nuestras vidas.