Gálatas 6:7-9
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”
Cuán importante es que, cada uno examinemos a fondo las intenciones que tenemos en nuestro corazón, perdonándonos y perdonando a nuestro prójimo por las fallas cometidas, pues haciendo esto estaremos agradando al Eterno.
Ya que hemos muerto a la vieja naturaleza, perseverando damos paso a una nueva vida, llevando semillas como el trigo que al sembrarlas en tierra fértil germinaran dando buenos frutos, las debemos cuidar y cultivar con la Toráh sin darnos por vencidos y en su tiempo recogeremos la cosecha que lleva a la vida eterna.
Debemos estar muy claros que los frutos de la carne nos alejan de la presencia del Eterno, mientras que el fruto del Espíritu Santo nos ayudan a demostrar que fuimos hechos a su imagen y semejanzas y son los frutos de los cuales habla Yahshúa cuando dice “Por sus frutos los conocerán.” (Gálatas 5:17-25)