Todos nacemos con un propósito para El Eterno, y para eso debemos tener clara nuestra identidad, ejercer verdaderamente nuestros principios; ciertamente tendremos un heredad de parte de nuestros Padres, sin embargo, la gloria de nuestro Dios se debe conquistar.
No podemos esperar recibir las bondades o beneficios por la santidad de nuestro Padres, sino, en nosotros esta aprender de la palabra del Eterno y sus principios, obedecer sus mandamientos y comenzar a caminar como un verdadero hijo del Altísimo.
Todos nacemos con un propósito para El Eterno, y para eso debemos tener clara nuestra identidad, ejercer verdaderamente nuestros principios; ciertamente tendremos un heredad de parte de nuestros Padres, sin embargo, la gloria de nuestro Dios se debe conquistar.
No podemos esperar recibir las bondades o beneficios por la santidad de nuestro Padres, sino, en nosotros esta aprender de la palabra del Eterno y sus principios, obedecer sus mandamientos y comenzar a caminar como un verdadero hijo del Altísimo.
Cuando estaba edificado el tabernáculo el sacerdote entraba al lugar Santo una vez al año, pero debían caminar en santidad, nosotros podemos entrar en ese nivel, sin embargo se necesita una máxima entrega y obediencia.