2 Corintios 10.3-5
“Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Yahshua.”
Cuán importante es que entendamos que pesar de que vivimos en este mundo, no hacemos la guerra de una forma carnal, y que nuestro enemigo no es físico, pues el adversario en su astucia, utiliza aquellos que nos rodean para crear discordia, disensiones y caos a nuestro alrededor.
Pero tendremos la victoria asegurada cuando aprendamos a desarrollar las armas que El Altísimo nos provee en su bendita Toráh, como lo son la Palabra de Yahweh, la oración, el ayuno, la fe, la esperanza y el amor.
Debemos actuar con sabiduría ante los ataques del enemigo, y enfrentarlos con las armas poderosas que el Eterno nos ha entregado, derribando cualquier argumento que se levante en contra de las promesas que Dios nos ha entregado como sus hijos.
No debemos bajar la guardia, pero es importante mantenernos en paz sabiendo que nuestro señor esta en control de todo.