Efesios 4:24
“Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”
Yahshua amaba mucho a Marta, a su hermana María, y a su hermano Lázaro (Jn 11.5). Un día, mandó a decirles que Él y sus discípulos vendrían a visitarles (Lc 10.38-42). Las mujeres comenzaron a preparar su casa, ya que había mucho que hacer antes de que llegaran los hombres. Pero Marta, por su afán, perdió de vista la importancia de pasar tiempo con el Señor.
Nuestra relación con Yahshua debe estar por encima de todo en la vida. Nuestros pensamientos, actitudes y acciones deben surgir de nuestra íntima conexión con Él, pero como todos hemos descubierto, sin duda, no es fácil hacer esto. Nuestra naturaleza egoísta clama por la supremacía, y el mundo con todas sus tentaciones nos anima a satisfacer nuestros deseos. Incluso, en el trabajo que hacemos para el Señor, podemos perder de vista nuestra prioridad absoluta: profundizar nuestra relación con Yahshua.
Cuando el Señor Yahshua llegó, María dejó lo que estaba haciendo para poder escuchar sus palabras y aprender de Él. Marta, distraída por todo lo que aún no se había hecho, seguía trabajando. El Señor aprobó la decisión de María de estar con Él, e instó a Marta a seguir el ejemplo de su hermana. Ambas mujeres expresaron su amor y su preocupación por Yahshua por medio de sus acciones, pero María escogió la mejor manera de hacerlo.
Nada debe sustituir su relación con Yahshua; su carácter y conducta deben reflejarlo a Él (Ef 4.24). Durante la visita de Yahshua, Marta dejó que su servicio al Señor fuera más importante que pasar tiempo con Él. Si los amigos suyos le observaran, ¿qué dirían ellos que es lo más importante para usted?