Salmos 43:5
“¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.”
Señor, abre mi espíritu a observar las ricas bendiciones que pones en mi vida, cuando la angustia de la adversidad o la tristeza de una decepción embarguen mi corazón.
Que encuentre la alegría en reconocer las buenas personas que pones a mi lado, los testimonios de cuidado y amor que me brindas y los acontecimientos por los que me hablas y me indicas el camino a seguir. Gracias Señor, por Tu presencia constante, por nunca abandonarme. Amén.