Romanos 11:36
“Porque todas las cosas proceden de él, y existen por él y para él. ¡A él sea la gloria por siempre! Amén.”
Muy pocas veces nos detenemos a agradecerle al Eterno por permitirnos tener vida, salud, familia, empleo, entre otras bendiciones. Pero además de eso muchas veces nos ha librado del mal, tantas que muchas ni las sabemos y tampoco acostumbramos a dar gracias por eso.
Es tiempo de volver nuestro rostro al Eterno, de dar gracias por las cosas sencillas, las simples que nos hacen felices y que son necesarias en nuestras vidas. Toda la gloria es para él, pues de el provienen cada una de las dadivas de nuestras vidas.
Señor, te agradezco en este nuevo día, por todas las veces en las que has intercedido para guiarme, salvarte y dirigirme nuevamente a Tu camino de bien: por escuchar mis súplicas, revelarme Tu sabiduría en mis batallas y levantarme cuando sufro una decepción. Hoy daré lo mejor de mí y avanzaré confiado a Tu voluntad, porque sé que te encuentras conmigo.